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La nueva Edad Media Cap.2

¿Vivimos realmente una nueva Edad Media?

No sé si os habeis dado cuenta pero la Edad Media no goza de muy buena publicidad. Los encargados del marketing parece que no les gustaba mucho esa época y nos la presentan como una época oscura y de decadencia.

Supongo que, de decadencia, si que fue. El imperio romano se desmoronaba, pero su desmoronamiento creó toda una época de oportunidades. Personalmente creo que ahora también estamos viviendo una época de decadencia y desmoronamiento del modelo anterior.

El capitalismo se está desintegrando y lo malo es que no creo que veamos su fin, solo veremos cómo las élites económicas se aprovechan (y se aprovecharán) para enriquecerse a costa de lo que queda del estado de bienestar. Sacando tajada de los derechos que costó tanto conseguir durante el siglo pasado y que ahora solo son moneda de cambio.

Pero ese es otro tema. Entonces, ¿se parece nuestra época a la EM? Pues yo creo que tiene sus cosas.

Para mi una de las principales es este regusto de autonomía que está apareciendo. La gente se está empezando a organizarse en paralelo a las instituciones ya que cada vez el ciudadano importa menos y sus necesidades son menos consideradas. Así la población tiene una respuesta lógica y busca en otros lados lo que necesita.

Ejemplos de esto que digo pueden ser el nuevo ‘contrabando’ de paneles solares, los proyectos para re-habitar pueblos abandonados o la evolución del 15M en asociaciones de barrio y otros movimientos sociales, Marea Verde, PAH, etc… No me meto con ejemplos a gran escala como podrían ser los llamamientos independentistas de Escocia o de nuestros queridos vascos y catalanes, ya que para mí estos proceden de un proceso social e histórico totalmente distinto.

«Y permitiría deducir la imagen de la sociedad del desorden, que bulle entre fermentos de revolución y de militarismo represivo, en torno a las instituciones vacías y abandonas.»

Cómo ofrecer un trabajo

Hola niños y niñas, esta historia es de hace un par de meses pero entonces no tenía tiempo para contárosla, así que ahí voy.

Un día estaba yo en el trabajo tan tranquila y me viene un compañero y me dice:

– ¿Conoces algún arquitecto español?

– Mmmm, español, no, pero de otros países sí, ¿porqué?

– Es que está Popov (uno de los jefes de los estudios de arquitectura que están en el mismo edificio que el mio) preguntando por si conocíamos algún arquitecto español.

Pienso, esto es absurdo, pero voy a recepción a ver qué quiere. Me acerco, me presento y me pregunta que si conozco arquitectos españoles en Sydney. Le digo que español no pero que de otros países sí, que porqué español, y me contesta:

Porque necesito a alguien que sepa diseñar y que además piense por sí mismo.

Palabras textuales.

Se me escapa la risa (ya he hablado aquí que los australianos son lerdos, ¿verdad?).

Total que le digo que no conozco a ninguno personalmente pero que no me costaría nada ponerle en contacto con alguno o algunos.

A todo esto hay una página en Facebook que se llama Españoles en Sydney y pongo un anuncio. No creo que seamos muchos arquitectos españoles aquí, ¡¡pero me debieron escribir todos!! Arquitectos, aparejadores, ingenieros, de todo. Por un lado te sientes extrañamente poderosa al tener esa clase de respuesta, pero también te das cuenta de la necesidad que hay por un trabajo digno.

Intenté contestar a todos personalmente y me miré todos sus cv, mandé muchos a Popov y creo que hicieron unas 5 entrevistas a españoles. La cosa es que buscaban a alguien que supiese cómo funciona el sistema australiano de documentación de un proyecto; entonces para un español era el doble de difícil, necesitaba experiencia previa aquí…

Al final subió Popov en persona a darme las gracias por el interés (el trabajo que les hice cuesta cientos de dólares en este país y fue gratis). Al final no han cogido a ninguno, pero la oportunidad valía la pena, si consigo que a algún emigrante español le vaya mejor pues yo contenta.

Y ahora os cuento el cotilleo máximo, ¿quién es Popov?

Popov es un arquitecto noruego que llegó a Sydney cuando se construyó la Opera House para trabajar en el equipo de Jørn Utzon. Aquí estuvo hasta que Utzon ‘se fue’ y se fue con él. No sé muy bien si antes o después acabó casado con su hija, trabajando por muchos años en Mallorca con Utzon y por solitario, divorciándose y volviendo a Sydney en los 80. Ahora tiene un estudio algo conocido en Sydney.

Pues esa es la historia de cuando hice de agente.

Opera House vista desde el ferry a Manly

Opera House vista desde el ferry a Manly

Desventuras de compartir piso

Ahora que nos hemos mudado me siento un poco más libre de contar las aventuras y desventuras de compartir piso. Pero empiezo desde el principio.

Ramin y yo llegamos un 19 de Julio de 2012 a Sydney. Los tíos nos habían dejado las llaves de un piso que tenían en Lindfield y que era donde íbamos a vivir. La casa nos gustó desde el principio, no tenía muchas cosas pero lo esencial para vivir: una cama, una mesa con sillas, un par de sofás, utensilios de cocina y electrodomésticos. Pronto lo llenaríamos de estanterías con libros.

(Fotos de la agencia que vendió la casa, un poco retocadas…)

 

Nuestra casa eran las cuatro ventanas de arriba a la izquierda.

Nuestra casa eran las cuatro ventanas de arriba a la izquierda.

Cocina

Cocina

Nuestra habitación

Nuestra habitación

Salón con nuestros libros

Salón con nuestros libros

Así pasamos unos 4 meses hasta que a finales de Noviembre vino la prima de Ramin. En principio dijo que solo venía para un mes porque tenía que arreglar unos papeles (le habían concedido la residencia permanente y tenía que venir al país para formalizarla) pero que tenía que volver a su país porque iban a operar a ambos padres en breve y tenía que estar con ellos.

Total que llego y a las dos semanas más o menos dijo que habían cambiado una ley en su país que decía que cualquier mujer que quisiese salir del país necesitaba la autorización de su padre, y que entonces no podía volver a su país porque, claro, no la dejarían salir otra vez. (Y yo me pregunto: ¿su propio padre no iba a firmar una autorización?)

Total que se quedó con nosotros hasta que en Febrero decidió que quería ir a su país (no porque operasen a nadie, solo de vacaciones), así que nos dijo que habían cambiado otra vez la ley y que ya no había problema. A todo esto nosotros no íbamos bien de dinero, como ya sabéis conseguir trabajo en Australia siendo inmigrante sin residencia permanente y sin experiencia local es complicado, así que decidimos alquilar la habitación que todavía quedaba libre.

Así terminamos viviendo por poco más de un año con una iraní, que volvió de su país sin ningún problema un par de meses después, y un estudiante australiano de Queensland.

El australiano es un chico con la carrera de arte que estaba estudiando un master para convertirse en profesor de instituto, pero que ahora está estudiando políticas. El hombre tocaba la guitarra en el salón y se pintaba los ojos cuando salía de juerga. Todo un personaje, pero muy majo y siempre te hace reír. Tenía muchas rarezas, tipo me duermo la siesta en el suelo del salón, me lavo el pelo con zumo de cebolla o limpio el suelo con aceite de eucalipto, pero en general no tuvimos ningún problema con él. Yo tuve alguno por culpa del idioma, y es que en inglés soy muy maleducada porque no uso suficientes por favor y podrías (could you please and would you mind…)

Con la prima si tuvo algún problema cuándo se enteró ella de que él comía carne de canguro y le lleno el frigo con notas diciendo: “no te comas a Skippy” y le dijo que la próxima vez que le viese carne de canguro la tiraría a la basura. Eso fue gracioso y tenso a la vez.

Pero de momentos cómicos a la vez que tensos hay bastantes.

La prima no salía de su cuarto nada más que para ir al baño o hacerse la comida. Algunas veces comía en el salón pero casi siempre en su cuarto. Y se la oía hablar sin parar en su idioma, creemos que con sus padres por skype (pero a veces no se oía contestación y temíamos que hablase sola). Era lo opuesto al australiano que vivía en el salón y solo iba al cuarto a dormir. Y conste que me parecen bien las dos cosas, cada uno que haga lo que crea.

Pero un par de veces vinieron los primos de Ramin a jugar al ordenador o ver una peli. En aquellas ocasiones ella se sentaba en el sofá, encendía la tele si nadie la estaba viendo y se quedaba mirando fijamente a Ramin y sus primos (la tele solo era una coartada), da igual que estuviesen jugando al ordenador o viendo una peli, ella les miraba fijamente por el tiempo que estuviesen ahí. Una vez se iban, ella volvía a su cuarto, dejando la tele encendida, claro, ni se acordaba de que estaba ahí…

Otra cosa que era habitual era que ella te preguntase algo cotidiano, en plan ¿qué cocinas? ¿has mirado hoy el buzón? Le contestabas y su repuesta era una risa fuerte y exagerada, tú te quedabas en plan ¿me he perdido algo? ¿qué he dicho que es tan gracioso? Luego empezamos a intuir (nunca seguros) que ella no entendía muy bien qué decíamos y a veces esa era su respuesta.

Momentos más tensos fueron cuando una semana no limpió porque decía que no había productos de limpieza (que si había) y dijo que es que tenía que ir yo a comprarlos si quería que ella limpiase. ¡¿Qué?! O cuando iba al baño saltando en plan Heidi y volvía mirándome con odio, ¿qué había pasado en el baño? (eso lo hacía a menudo). Y muchas cosas más que no son graciosas, solo desagradables o cansinas.

El australiano era mucho más gracioso. Una vez nos preguntó que si los musulmanes rezaban al sol o que qué eran los protestantes. Tuvimos que adivinar cuál era su tipo de cristianismo haciéndole preguntas en plan ¿el cura se puede casar? ¿hay mujeres curas? Fue gracioso. También nos imitaba cuando hablábamos en español y aprendió palabras absurdas como engrudo y otras más útiles como periquito o vale, la cual usaba bastante acertadamente cuando hablábamos en español. Además hacía canciones improvisadas con las palabras que aprendía.

Una vez se olvidó las llaves con nadie en casa y se planteó escalar un árbol y saltar a la terraza. La cosa es que la terraza estaba cerrada y me imagino a la prima llegar a casa y encontrarse al tipo encerrado fuera…si no se mataba en el intento. Al final nos llamó a ver si podíamos llevarle las llaves y se las llevamos.

Otra vez salimos con él de juerga y se llevó una botella de vino en plan mendigo. Como no se la había terminado la escondimos en un seto por la ciudad. Cuando fuimos a recogerla todavía estaba ahí.

La palabra engrudo la aprendió porque le decíamos que su comida era un engrudo y es que su cena normal consistía en una mezcla de pasta, judías pintas de lata, algunas verduras congeladas y/o frescas, carne picada o en trozos, aceitunas y alguna salsa que le agregaba. Tenía pinta de ser bastante completa pero la mezcla era absurda y siempre olía igual. Al final empezó a usar el horno, supongo que aprendió viéndonos a nosotros y se hacía cosas con carne y verduras que tenían mejor pinta.

Esas son un poco las historias absurdas de ese año y pico compartiendo piso.

*Fotos de chadwickrealestate.com.au